miércoles, 3 de noviembre de 2010

La banca, ¿oportunidad o peligro?

En la última semana, el sectorial bancario vuelve a ganarse una buena dosis de protagonismo; una vez más, por su debilidad. Sin embargo, al analizar el sectorial bancario europeo, evidenciamos que esa debilidad no es una particularidad del momento actual, la debilidad viene acompañando los movimientos del sectorial desde hace mucho tiempo. Sin duda, algo llamativo si tenemos en cuenta que ha sido el principal beneficiado de los estímulos que se tomaron en el pasado y que han llevado a los países a una deuda y déficit, desorbitadas.

Si analizamos el largo plazo del sectorial, observamos que la recuperación que se inició en marzo de 2.009 finalizó hace más de un año, sin ni siquiera alcanzar el retroceso del 38,2% del movimiento bajista que tuvo lugar entre octubre de 2.007 y marzo del 2.009. Desde allí, comenzó una suave pero constante tendencia bajista que a fecha de hoy continua vigente.


Sin embargo, las complicaciones y la debilidad se intensifican al analizar el corto plazo del sectorial. Observamos que mientras el Stoxx cotiza en las inmediaciones de los máximos que se dejaron el pasado mes de agosto, el sectorial bancario ha sufrido un evidente deterioro técnico que le ha llevado a cotizar un 12,16% por debajo de los mismos.  Y es que en el corto plazo del sectorial bancario, los síntomas bajistas no cesan. Como pueden observar en el gráfico anterior, a finales del mes de septiembre tuvo lugar la ruptura bajista del último impulso alcista iniciado a principio de junio (círculo de color gris claro) y recientemente, tuvo lugar la ruptura bajista de la media de 200 sesiones. Con estas dos rupturas bajistas como telón de fondo, ahora la atención queda centrada en los 205, un nivel decisivo que de perderse supondría un mínimo inferior al que se dejó el pasado mes de agosto y pondría fin al patrón de mínimos crecientes que a fecha de hoy permanece vigente.

Resumiendo, debilidad en todos los plazos del sectorial bancario y que lleva a centrar la atención en los 205, nivel de soporte que de perderse actuaría de catalizador de los recortes y complicaría las cosas en los mercados de renta variable.

La fuerte debilidad que ha sufrido el sectorial bancario europeo en los últimos meses, también se ha hecho sentir en los dos grandes bancos españoles. De hecho, desde que en agosto dejaran los últimos máximos relativos, BBVA y SAN han sufrido un mayor castigo que el sectorial bancario europeo ya que cotizan un 19,36% y un 16,01% por debajo de los mismos, respectivamente.

En el caso de BBVA, como pueden observar en el gráfico anterior, importante debilidad que podría intensificarse con un cierre por debajo de los 8,97. Así, con la pérdida de los 8,97, apoyamos un escenario de continuidad bajista y por tanto, abriríamos posiciones cortas con un primer objetivo en los 8,55 y stop en los 9,25.

Caso similar tenemos en el Santander que en las últimas jornadas ha reducido a la mínima expresión las distancias con el importante soporte de 8,83. Si en las próximas jornadas tiene lugar un cierre por debajo de los 8,83, apoyamos un escenario correctivo con un primer objetivo en la zona de los 8,30 y un stop en el 9,08

martes, 19 de octubre de 2010

Cuestión de Preferencias

Al son de la evolución de los mercados, de la situación económica y en definitiva, del escenario de fondo, las preferencias de los inversores van variando. Como podrán imaginar, en tiempos de incertidumbre, de dudas y de inestabilidad económica, los inversores ponderan los activos refugio. Por el contrario, en los momentos de estabilidad económica y cuando en general domina un escenario de tranquilidad, los inversores ponderan los activos de riesgo como la renta variable.

Para analizar las preferencias, podemos recurrir al ratio oro contra S&P 500. De modo que cuando el ratio avanza posiciones, confirma la preferencia del oro sobre el S&P 500 y por el contrario, cuando cede posiciones, nos indica la preferencia por los activos de riesgo, como el S&P 500, sobre el oro.



Como pueden observar en el gráfico anterior, a finales de abril de 2.010 el S&P 500 cotizaba en las inmediaciones de los 1.220 puntos. Desde allí tuvo lugar un movimiento bajista que se mantuvo vigente hasta que a principio de septiembre, el índice logró superar con éxito la línea de tendencia bajista que había guiado los movimientos del índice. Coincidiendo con ese movimiento bajista en el S&P 500, el ratio oro contra S&P 500, reaccionaba al alza iniciando un movimiento que a fecha de hoy aún continúa vigente.



Así, a pesar de que la renta variable americana lograba escalar posiciones de forma firme y conseguía superar la tendencia bajista iniciada en abril del presente año, el ratio que compara el movimiento del oro sobre el S&P 500, se mantenía firme, respetando y manteniendo intacta la tendencia alcista con origen en abril.

No obstante, aún hay algo más sorprendente y es que en abril de 2.010 el S&P 500 dejaba máximos en los 1.219 a la vez que el ratio marcaba mínimos en los 0,9296. Casi 6 meses después, el S&P 500 ha materializado un viaje de ida y “casi vuelta” y ahora cotiza a un 2,96% de los máximos de abril. Si observamos la evolución del ratio, veremos que solo hay viaje de ida. De hecho, el ratio está muy alejado de los mínimos que dejaba en abril, concretamente, se encuentra un 19,52% por encima de los mismos.

En conclusión, podríamos decir a diferencia de lo que suele ser habitual, los avances de la renta variable no han restado protagonismo al activo refugio por excelencia, el oro. Eso, nos indica que los inversores siguen advirtiendo un horizonte caracterizado por las complicaciones. Es por ello que sus preferencias se mantienen firmes, pues siguen con evidentes dudas sobre lo que nos espera en el medio plazo y para ello ponderan el oro, un activo que les permitirá preservar su riqueza aún en los momentos más difíciles.